domingo, 3 de febrero de 2013

Frío

El frío corta mi piel como sí de cuchillas de fuego se tratara.
La sangre se volvía espesa en mis venas. El pánico arañaba mi garganta.
Cada pasó era un calvario mientras sentía mi cuerpo undirse en la oscuridad.
Cerré los ojos y mis lágrimas se desbordaron sin darles permiso nadie de salir.
Sus ojos..... Seguía viéndolos a través de los parpados. Nunca desaparecerian, me torturarian toda la eternidad. Un grito desgarrador destrozo la noche estrellada y mi cuerpo callo, undiendose en la arena fría y congelada.
Podía gritar, llorar todo lo que quisiera. Ya que nadie me vería. Era yo sola, siempre sola contra el mundo. Nadie podía liberarme de la oscuridad que residía dentro de mi.
Ni sus ojos, ni aunque volviera a verlos, me salvarian. Estaba condenada y vacía. Todo, hasta que se acabara y la negrura definitiva tuviera compasión de mi alma y se la llevara consigo.

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