viernes, 5 de abril de 2013

Capítulo ocho. El sombrero cantarin

La puerta chirrio ligeramente al abrirse. Una bruja alta y delgada con una bonita túnica color vino nos recibió con una sonrisa.
Tenía el cabello rubio y alborotado, con facciones finas y afiladas, pequeños ojos negros y labios finos.
  -Los niños de primero, profesora Silver-Dijo el gigante con una gran sonrisa bajo su maraña de pelo encanecido.
  -Muchas gracias Hagrid. Yo seguiré a partir de este punto.
Su voz era dulce y algo chillona y aflautada, aún así era agradable.
Con la ayuda del gigante llamado Hagrid abrió la puerta del todo y nos dejó pasar con una gran sonrisa.
El vestíbulo era igual de grande que mi casa. Era impresionante y no pude evitar alzar la mirada al techo. Pero de lo alto que estaba no se podía ver.
Una gran escalera de mármol llevaba a los pisos superiores mientras los muros de piedra estaban cubiertos por antorchas que proyectaban una cálida luz.
Seguimos a la delgada y animada profesora Silver por un camino señalado en el suelo de tierra.
Se oía un fuerte alboroto al otro lado de un portal situado a nuestra derecha. Seguramente todos los alumnos mayores debían de estar ahí. Pero la profesora Silver nos llevó ha una pequeña habitación fuera del vestíbulo.
Cuando todos entraron estábamos los unos pegados a los otros. Mirará la cara que mirara, estaba tan nerviosa como yo.
Nuts se asomo curioso para oliquear la habitación, pero le obligue a esconderse. No quería meterme en ningún lío antes de empezar siquiera el curso.
  -Bienvenidos dulces niños a Hogwarts-dijo la profesora Silver con una amable sonrisa-El banquete para celebrar el comienzo de curso empezara dentro de un rato. Pero antes de sentaros en cualquier mesa del Gran Comedor debereis ser elegidos para vuestras casas. Se que muchos estareis muy nerviosos e incluso asustados. Pero no tenéis que temer-entonces se puso un poco más sería-La Selección es algo muy importante. Ya que, mientras esteis en está escuela, la casa a la que pertenezcais será como vuestra familia. Tendréis clases de lunes a viernes con los alumnos de vuestros cursos independientemente de la casa a la que pertenezcais. Dormireis en los dormitorios de vuestras casas y pasareis allí el tiempo libre.
<Las cuatro casas, para quién no lo sepa, son Gryffindor, Hufflepuff, Ravenclaw y Slytherin. Cada casa tiene su historia y sus grandes magos y brujas. Mientras esteis aquí, cada logró conseguido a lo largó del curso será puntuado y cada error, restado. Al final de curso, la casa que tenga más puntos será premiada con la copa de la casa. Espero que todos vosotros consigais más logros que errores.
<La Ceremonia de Selección va a comenzar delante del resto del colegios. Espero que os pongais bien guapos. Aseguraros de llevar los cordones atados, las capas abrochadas y los cabellos bien peinados.
Su mirada dio una inspección general mientras nos asegurabamos de estar bien arreglados. Con nerviosismo me quité la manoseada trenza y volví a hacermela. Al acabar me asegure de que Nuts estuviera en su sitio y no se le ocurriera salir de allí.
Observé mis zapatos. Mamá siempre decía que unos zapatos limpios eran fundamentales para provocar una buena impresión.
Estaban brillantes y limpios. Estupendo, todo bien.
  -Voy a comprobar si está todo listo y después entraremos. Estar tranquilos-nos pidió la profesora Silver.
Entonces salió de la habitación.
Mi estómago se retorcia nervioso mientras observaba a mis compañeros.
  - ¿Como nos eligen para entrar en cada casa? ¿Es algún tipo de examen de actitud?-Le pregunté a Cloe.
Había hecho muchos exámenes de actitud en mi colegio. A los profesores les encantaban ponerlos. Soliamos hacer uno al mes para comprobar si mejorabamos de alguna manera.
Cloe se encogio de hombros.
  -La verdad es que no lo se. Cart nunca me lo quiere decir. Dice que es algo que tendré que realizar yo sin tener una idea anticipada o algo asi-explico Cloe.
Trage con nerviosismo.
¿Sería realizar algún tipo de embrujo? ¿Nos arían hacer magia? No había estudiado ningún hechizo. Si que había mirado los libros, pero no había aprendido nada realmente de ellos.
Estaba muy asustada. Dudaba que pudiera enfrentarme a algo parecido.
Escuché un grito asustado y una risa sofocada tras de mi. Al girarme vi a un chico riéndose casi a carcajadas de una niña que había, practicamente, caído sobre sus compañeros. Pronto descubrí porque.
Una bandada de fantasmas atravesaron la pared tras de nosotros. Eran de color perla y ligeramente transparentes, hablaban entre ellos o nos observaban atentamente mientras flotaban en el aire.
  - ¡Alumnos nuevos!-dijo un fraile muy gordo volando sobre nosotros-¿Estáis muy nerviosos? Hay que ver cuántos sois este año... A sido buen año, sin duda.
  - Querido Fraile, todos los años hay el mismo número de alumnos-decía un fantasma con medias y gorgera-En El Gran Comedor ya están listos, sólo falta que la profesora entre a buscaros y...
En ese momento la puerta se abrió y la profesora Silver entró con una gran sonrisa.
  -Vamos niños, seguirme. La Ceremonia va a comenzar-dijo con una sonrisa.
Los fantasmas se depidieron de nosotros y se fueron a través de la pared.
  -Pronto os acostumbrareis a ellos. Tranquilos-dijo la profesora Silver mirandonos con dulzura-poneros en fila y síguidme.
A empujones nos colocamos en una fila. Sentía que mi estómago pesaba veinte kilos y me impedía andar.
Eric estaba detrás de mi, con una sonrisa temblorosa en los labios. Cloe estaba frente a mi y su cabellera castaña danzaba a la vez que andaba.
Volvimos a cruzar en vestíbulo y las puertas dobles pasaron junto a nosotros mientras avanzabamos temblorosos por el Gran Comedor.
De nuevo, sentí esa sensación hogareña en el pecho. Era uno de los sitios más grandes y maravillosos donde había estado.
Estaba iluminado por miles de velas que flotaban sobre cuatro grandes mesas.
Los estudiantes de mayor edad estaba allí sentados frente a platos, copas y cubiertos de oro. En la parte de delante del comedor, sobre una tarima, había otra gran mesa donde se sentaban todos los profesores.
La profesora Silver nos llevó hasta alli y nos hizo ponernos en una fila frente a los otros alumnos y dando la espalda a los profesores.
Las velas iluminaban el Gran Comedor y hacia los rostros de los fantasmas realmente tenebrosos.
Con las mejilllas enrojecidas y cientos de ojos sobre mi, alcé la vista al techo, para ver si este podía verlo.
Al instante agarré la muñeca de Cloe y la sacudi. Supongo que siguió mi mirada y se quedó anonadada con la oscura noche plagada de estrellas que había sobre nosotros.
Me apostaria mi brazo derecho a que era algún tipo de hechizo. Jamás pensaría que allí hubiera un techo, más bien parecía que estaba abierto a la noche.
Tratando de atender a lo que me rodeaba en vez de aquel cielo espectacular, clave la mirada en la profesora Silver. En sus manos había un taburete de cuarto patas que colocó frente a los alumnos de primero. Encima de el, puso el sombrero más maltratado que jamás había visto. Estaba raido y sucio, sin duda había sido reparado con parches y remendado varias veces. Podía ver unas manchas negruzcas extrañas que identifique como quemaduras. Las otras dudaba que fueran quemaduras.
De repente recordé aquel programa infantil de television donde un mago loco saca siempre de su chistera un conejo o a veces un lagarto asqueroso. Eran unos dibujos que papá veía cuando era un niño, cuando los coches aún eran contaminantes y los ordenadores seguían siendo grandes y pesados y no tenían proyectores de sensibilidad.
A lo mejor tendría que hacer eso, sacar un conejo de la chistera. Puede que me dieran un conjuro y sólo tuviera que realizarlo...
Todo estaba en silencio, todos miraban al sombrero. Unos segundos de silencio y... El sombrero se movió.
Seguro que mi respingo no fue poco disimulado.
Un corte cerca del borde se abrió, con la forma de una boca y el resto se doblo formando algo parecido a un rostro:
"El sombrero indestructible me debeis llamar,
Pues varias veces intentaron,
En vano sin duda, hacerme desaparecer.

Año tras año, mi deber es, jovenes
Seleccionar a cada uno de vosotros
Para llevarlos a la casa de sus sueños.

Dejarme ver vuestros pensamientos
Y os dire a que casa perteneceis.

A lo mejor, la valiente Gryffindor
Donde la valentía y los vencedores habitan
Esperando un esto nuevo cada día.

Puede que la justa Hufflepuff
Donde no evitan el trabajo de verdad,
Sino que lo toman con gusto.

O la inteligente Ravenclaw,
Donde sin una pizca de cerebro,
No puedes estar.

A lo mejor la astuta Slytherin
Donde el trabajo perfecto es
El objetivo cueste lo que cueste.

No dudes en probarme,
Hacedlo,no conseguireis confundirme.
A una casa perteneceis, y eso yo lo se,
¿Sabéis porque?
Porque soy el Sombrero Seleccionador"
La gente estallo en aplausos mientras el sombrero se inclinaba hacia las cuatro mesas con orgullo.
Era un poco fanfarron, para mi gusto al menos.
  - Sólo hay que ponerse el sombrero-suspiro Cloe y yo con ella.
Menuda suerte, no tenía que hacer magia.
Aunque si debía ser valorada. Puede que el consiguiera sacarme de mi duda. Aquella que me había devorado desde que supe lo que pedía cada casa.La profesora Silver se adelanto con un pergamino y carraspeando un poco.
  -Cuando diga vuestro nombre tendréis que poneros el sombrero y sentaros en el taburete para que os seleccione-explico- ¡Abbott, Colin!
Un chico bajito de cabello rubio se adelanto al taburete temblando de arriba a abajo. Se sentó en el taburete y dejó que le pusieran el sombrero. Sus ojos desaparecieron bajo el sombrero.
El sombrero estuvo un rato en silencio mientras todos lo observaban. Hasta que...
  -¡HUFFLEPUFF!
La profesora Silver le quitó el sombrero y Colin corrió hacia la mesa que estalló en aplausos para recibirle.
  -¡Applebee, Brandom!
  -¡HUFFLEPUFF!
Brandom corrió a sentarse junto a Colin.
  - ¡Abercombie, Cecilia!
  - ¡RAVENCLAW!
Los chichos y chicas comenzaron a ser llamados unos tras otros.
  - ¡Bole, Adrian!
  - ¡SLYTHERIN!
Sentía un cosquilleo en el estómago y unos nervios que me estaban provocando incluso nauseas.
Carmichael, Hugo:Hufflepuff.
Me sentía tan aterrorizada que me costo escuchar el siguiente nombre.
  - ¡Crowlen, Cloe!
Me estremeci al ver pasar a Cloe temblando como un auténtico flan. Eric le dio ánimos con un golpe suave en el hombro. Se giro y le sonreimos para darle ánimos.
Cloe subió al taburete y el sombrero le cubrió los ojos.
Se aferraba al taburete como si su vida dependiera de ello. Podía ver sus mejillas blancas como un muerto bajo el sombrero.
Pasó medio minuto y...
  - ¡GRYFFINDOR!
Eric a poco se pone a aplaudir con los demás Gryffindor mientras Cloe, mareada, iba hacia su nueva casa.
Sonreí orgullosa y alegre por ella.
Pero de repente pensé en que a lo mejor no íbamos a la misma casa.
Ella era valiente, era una buena Gryffindor... Yo en cambio, me consideraba poco valiente.
Derrick, Hortense:Slytherin
La mitad de los chicos ya había sido seleccionados para una casa.
  -¡Lestrange, Jera!
La pequeña figura de Jera paso junto a mi y se subió al taburete con los hombros hundidos y la cara insensible.
El sombrero tardo un poco en elegir a Jera. Al fin, dijo su casa.
  - ¡SLYTHERIN!
Eric gruño con asco a mi lado.
  -Jamás pensé que sería una Slytherin.Me encogi de hombros. Para mi, despues de todo, los de Slytherin no eran tan malos. al menos aquella chica tan callada y delicada no Lo era.
Después las gemelas Nina y Corina. La primera una Gryffindor y la segunda Slytherin. Era una cosa tan rara que provocó algunos murmullos. Aún así. las dos gemelas se saludaron y se felicitaron desde las dos esquinas del Gran Comedor con alegría.
  - ¡Flume, Ian!
Un chico tembloroso delgado y se cabello castaño pasó temblando junto a Eric y le lanzó una sonrisa nerviosa. Seguramente habían ido juntos en el tren.
  - ¡GRYFFINDOR!
¿Y si no encontraban una casa para mi? ¿Y si me decían que no era bruja, que todo era una equivocación? ¿O que no tenía las actitudes para ninguna de las casas?
  - ¡Rayden, Eric!
A poco me pongo a chillar al verle irse de mi lado con una sonrisa para animarme. Estaba sola, total y absolutamente sola.
Sentí el frío y húmedo hocico de Nuts acariciarme el cuello y me senti un poco mejor.
No tan sola, al menos.
Le pusieron el sombrero a Eric, apenas lo tuvo un segundo sobre su cabeza cuando el sombrero grito su casa. Y no me sorprendió en absoluto.
  - ¡GRYFFINDOR!
Casi saltando se bajo del taburete y corrió a sentarse junto a Cloe para revolverle el cabello mientras está protestaba y la golpeaba con el hombro.
Después salieron dos gemelos. Scamander, Lisander y Lorcan. Ambos Ravenclaw.
Umbridge, Miriam:Slytherin.
Vane, Elisabeth: Hufflepuff.
Wittman, Sam: Gryffindor.
Sólo quedabamos una chica negra con cara de malas pulgas, y yo.
  - ¡Wolf, Clarie!
Mi estómago dio un vuelco y por un segundo pensé que iba a vomitar.
Avance con pies pesados hacia el taburete.
Sentía mis manos temblar conforme me sentaba en el taburete.
Observé el gran comedor durante un segundo y después... El sombrero me tapó los ojos.
Olía a humo, a moho y a metal.
  -Vaya, vaya. Así que crees que soy orgulloso ¿no?-dijo una voz en mi oreja sorprendiendome.
Pegué un respingo y aprete las manos con fuerza.
  -Veamos que hay por aqui... Mm... Pareces muy confundida ¿no? Si, así es. Puedo ver tú inteligencia y tú astucia... serias una buena Ravenclaw y también Slytherin. Aunque también puedo ver algo de vagancia-senti mis mejillas ponerse al rojo vivo-pero con una buena motivacion serias una perfecta Hufflepuff.
Ante mis ojos pasaron los alumnos que había recomendado a cada casa. Me detuve en Cloe y Eric.
  -Sin duda, cuando uno encuentra a su primer amigo se niega a abandonarlo. Aunque serias una buena Gryffindor también tienes muchisimo potencial como para no ir a Ravenclaw.
¿Ravenclaw? ¿De verdad creía que era tan lista?
  - ¡Sin duda alguna! ¡Yo nunca me confundo!-Me aseguro.
Fruncí el ceño. No, no quería alejarme de Cloe. Me caía bien y Eric también. Además, nos habíamos hecho amigas y confiaba en ella. No queria empezar sin ella.
  -Aunque esa cabezoneria tuya no es propia de un Ravenclaw, no cuando no tienes razón-dijo casi de manera cansina-eres una buena amiga, por ello creo que ya se cual será la casa en la cual demuestres tú verdadera forma de ser.
Pensé en Hufflepuff y me estremeci.
  -Sin duda estas muy equivocada.... ¡GRYFFINDOR!
Casi me da un vuelco al corazón cuando me quitó el sombrero y observé la mesa que me aplaudía como loca.
Con una gran sonrisa y sin mirar atrás me senté entre Eric y Cloe mientras un montón de gente me daba la enhorabuena.
Sentía mis mejillas arder y casi estaba sudando de los nervios. Pero ahora estaba todo bien.
Observamos a la ultima alumna.
Fanzy Zabini: Slytherin.
Corriendo se sentó en su mesa mientras observaba la Mesa de los Profesores.
El gigante, Hagrid estaba en una esquina con una gran sonrisa observando a los alumnos con alegría. En el mismo centro, sentado en una gran silla de oro, estaba el director. Neville Longbottom. Era un hombre de estatura normal, cabello canoso y mejillas regordetas. Con una capa de color azul oscuro que brillaba con las velas.
Se levanto al ser retirado el taburete y nos observó con amabilidad.
  - ¡Bienvenidos alumnos de Hogwarts! Me gustaría deciros como todos los años, que estudieis y os prepareis para un buen curso-dijo sonriente-Y como se que os estareis muriendo de hambre. Os invitó a comer.
Por arte de magia, aparecieron frente a nosotros un interminable surtido de platos.
Mis ojos brillaron y mi estómago rugio hambriento. Sin duda los nervios me habían quitado en hambre antes y me habían dejado con más.
Así que comencé a atacar a la comida.
Nuts, salió de su escondite y colocandose a mi lado comenzó a pedirme comida.
Le di todo aquello que sabía que le gustaba mientras me artaba a comer.
  - ¿Eso es un huron?-Pregunto el chico tembloroso de cabello castaño, Ian Flume.
Asenti con la cabeza y me eche a reír cuando Nuts se dio por aludido y se puso sobre sus patas traseras para exibirse.
  -Es bastante coqueto, al parecer-observó una de las gemelas, Nina.
Su cabello era rojo como el fuego y sus ojos azules como zafiros. Tenía un montón de pecas sobre su nariz pequeña.
  -No suele serlo... A no ser que le mire mucha gente-expliqué.
Acaricie a Nuts en la coronilla. Este hizo su típico ruido, ronrroneo y subiendo por mi brazo se enrrosco a mi cuello.
Después de algunas preguntas más o menos generales y poco profundas, comenzaron a preguntar por el estatus de sangre de cada uno.
Muchos tenían los dos padres magos, pero algún abuelo muggle. Otros tenían abuelos y tatarabuelos magos,  como Eric y Cloe que venian de una gran familia. Aunque aún había algún primo o tío casado con algún muggle. Había pocos hijos de muggles aparte de mi, pero si muchos mestizos.
Aún así, todo estábamos más o menos al mismo nivel en cuanto a magia.
También conocimos a Nick Casi Decapitado. El pobre hombre con su cuello decapitado a mitad daba un poco de grima y por poco me quita las ganas de seguir comiendo.
Los postres fueron interminables y sabrosos con todo tipo de dulces y pasteles. Estaba en el mismo cielo.
Poco a poco mi estómago se llenaba y cada vez me encontraba mucho mejor y más cansada también. Sólo quería irme a la cama y dormir durante unas cuantas horas.
Al desaparecer los postres, el profesor Longbottom se levanto. Todo el salón se quedó callado.
  -Como cada año, hay algunas reglas y anuncios que debo deciros. Los de primer año debeis saber que los bosques del área del castillo están prohibidos. Por supuesto, la mayoría de veces los alumnos revoltosos no me hacen caso. Pero este año es de especial importancia. Nunca se sabe que animales hay ahí y me gustaría pediros que no entreis sin la supervisión de Hagrid u otros profesor. La señorita Desmond me a pedido que os recuerde y advierta que está prohibido hacer magia en los pasillos, usar algún tipo de juguete y o artefacto mágico que pueda suponer una violación a la tranquilidad de está escuela o de los alumnos. Las pruebas de quidditch tendrán lugar en la segunda semana de curso. Los que estén interesados en jugar que se pongan en contacto con la señora Bell.
Después de esto, os pido que mantengais la calma y canteis el himno del colegio todos juntos-sacudio su varita y una cinta color lavanda se retorcio formando palabras- Cada año lo hacemos en honor a un caído en La Gran Guerra. Este año me gustaría hacerlo por los hermanos Creevey, Colin y Dennis. Un par de niños que murieron por luchar en lo que creían.
Sentí un extraño escalofrio subirme por la boca del estómago tras saber que a que guerra se refería el director Longbottom.
"Hogwarts, Hogwarts, Hogwarts
Enseñanos algo, por favor.
Aunque seamos viejos y calvos
O jóvenes con rodillas sucias,
Nuestras mentes pueden ser llenadas
Con algunas materias interesantes.
Porque ahora están vacías y llenas de aire,
Pulgada muertas y un poco de pelusa.
Así que enseñanos cosas que valga la pena saber,
Haz que recordemos lo que olvidamos
Hazlo lo mejor que puedas, nosotros aremos en resto
Y aprenderemos hasta que nuestros cerebros se consuman"
Y tras terminar todos de cantar a diferentes ritmos, el director hizo desaparecer la cinta.
  -Ahora es hora de ir a la cama. Buenas noches y espero que mañana sea un gran día para todos.
El revuelo que se formó en un segundo fue increíble.
  - ¡Gryffindor de primer año por aquí!-Grito un chico mayor llamándonos.
Como ovejas fuimos hacía donde nos decía y formando una fila nos llevó a las habitaciones.
El chico y la chica nos decían por donde debíamos ir y que peligros y bromas evitar. Al parecer había un fantasma bastante pesado que gastaba bromas.
Subimos pisos y pisos. Hasta que llegamos a un pasillo donde a Lo lejos había una mujer gorda con un vestido de seda rosa.
  - ¿Contraseña?
  - Fresitas con nata-dijo el chico.
Boquiabierta observé el retrato apartarse y mientras tanto alcé la mirada para ver los cuadros.
Se estaban moviendo ¡Moviendo! ¡Como sí estuvieran vivos!
No me dio tiempo a mirar mucho más porque entramos por el agujero redondo que dejaba ver el retrato de la señora gorda.
Y entre en mi sala común.
Era una habitación redonda y acogedora, llena de cómodos sillones, una larga mesa, una chimenea..
Una de las chicas mayores nos llevó por una puerta a La zona de las chicas y nos separó en dos habitaciones. Subimos una escalera de caracol, de Lo que estaba casi segura que era una de las torres, y entre en mi habitación.
Me había tocado con Cloe y con Nina.Las otras dos chicas, Alexandra Stalk y Bonnie Beamish no había cruzado palabra con nosotras.
Bonnie era rubia con el cabello rizado y los ojos marrones. Alexandra o Alex como quería que la llamaramos, era una chica negra con el cabello lleno de trencitas recogidas en una coleta alta con los ojos dorados.
Ninguna de las dos hablo mucho. Las dos tenían gato. ¡Estupendo! Ya estaba sufriendo por el pobre Nuts.
Nos fuimos a nuestras respectivas camas y sacamos nuestro pijama para ponernoslo.
Tras hacerlo nos metimos en la cama y corrimos las cortinas.
Mi cama estaba pegada a la de Cloe.
Pude verla a través de la pequeña línea que había dejado entre las dos cortinas.
  -Menuda suerte que vayamos a la misma casa ¿no crees?-Dijo con una sonrisa.
Asenti y sonreí debilmente.
  -Suerte, si-contesté.
  -Mañana nos espera un largó día... Mejor nos dormimos. Buenas noches Clarie-Se despidió Cloe.
  -Buenas noches-dije y oí como cerraba del todo sus cortinas.
Yo no las cerré. Me quedé en silencio con Nuts sobre mi pecho acurrucado mientras le acariciaba. Podía ver el cielo desde la ventana al lado de mi cama. Se veía unas hermosas estrellas y una gigantesca luna.
No podía creermelo todavía. Hacia sólo unas horas estaba con mi familia en un coche de camino a Londres. Ahora estaba en una escuela mágica con mis amigas brujas y esperando al día de mañana para aprender ha hacer magia.
Una locura, sin duda.
Suspire y me di la vuelta en la cama colocando a Nuts a mi lado, para no aplastarlo.
Pronto, el sueño me venció.

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